Linda tarde en familia

-¡Pelotón, atención! -ordenó el general a cargo-. ¡Presenten armas! ¡Apunten! ¡Fuego! La carga de fusilería derribó al reo, cuya condena a muerte databa de un mes escaso. Las cavilaciones judiciales en torno a ella jamás lograron rebasar la fase del autoritarismo. El general se acercó al cadáver y, sin pensarlo ni mirar más de lo que el ojo director requirió, ejecutó el tiro de gracia. Rápidamente se irguió, dio media vuelta, guardó la pistola y con su acostumbrada prestancia se dirigió al militar de graduación media que había cumplido la misión de grabar la ejecución. A una mirada fija del general, el realizador asintió con la cabeza en señal de misión cumplida y le entregó el vídeo. Acto seguido, el general dio órdenes para que se recogiera el cadáver y se limpiara el lugar. Foso de los Laureles, Fortaleza de La Cabaña, La Habana, Cuba. Ya en el jeep no pronunció palabra; los subordinados que viajaban con él mucho menos; del mismo modo el chófer, también militar pero de baja gr...