Perdido en el espacio y en el tiempo*

A José, su hija lo invitó a pasar un tiempo en España. Ya estaba próximo a cumplir los 70 años y jamás había salido de Cuba. Incluso durante su vida laboral pocas veces se desplazó a alguna que otra provincia. Toda su historia personal y familiar había transcurrido en una de las provincias del centro de la Isla, donde también nació la niña que, ahora ya mujer a punto de entrar en la madurez, le cursaba una invitación trascendental para ambos, pues José vivía solo en su pueblo, así como ella en Madrid. En el terruño, José trabajó, fundó una familia y enviudó. También creó amistades perdurables. Lo más curioso de todo es que, más allá de eso, nada le interesaba: existía desde la austeridad hasta la pobreza sin conciencia de que debía y podía vivir mucho más dignamente. Ahora su hija lo animaba a experimentar una vida absolutamente distinta con la idea de que, una vez en España, constatara la mejoría y accediera a pasar el último tramo de su vida degustando las bondades del Pr...